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AGUA PRIETA ENTRE EL EGO Y LAS ANSIAS DE PODER

El ego define a una persona con el autoestima muy elevada, con una visión distorsionada de la realidad, que lo hace sentir superior e incapaz de ponerse en los zapatos de los demás.
Quienes ostentan este perfil, muchas veces encuentran en la política un espacio dónde desenvolverse, y donde se sienten como pez en el agua.
Parece que en Agua Prieta el síndrome de hubris, una característica de la personalidad muy común en política, que provoca una adicción al poder, rasgos de grandiosidad, narcisismo y comportamiento irresponsable, la sufren algunos candidatos; solo basta con observarlos y escucharlos hablar de su “magnífico trabajo” y su capacidad de dirección; aun cuando sus hechos digan lo contrario.
Estos políticos que han ostentado cargos en el gobierno, equivocadamente asocian el poder y los ascensos a una mayor capacidad, cuando en realidad está más ligado a simpatías y fidelidades.
La palabra Hubris proviene del griego hybris y refiere a la descripción de un acto en el cual un personaje poderoso se comporta con soberbia y arrogancia, con una exagerada autoconfianza que lo lleva a despreciar a las otras personas y a actuar en contra del sentido común; comportamiento deshonroso y digno de ser censurado para los antiguos griegos.
En un artículo de la revista de investigación británica Brain, dice que el comportamiento hubrista, es casi un riesgo ocupacional para los jefes de gobierno.
“Creen que son capaces de grandes obras, que de ellos se esperan grandes hechos, creen saberlo todo y en todas las circunstancias, y operan más allá de los límites de la moral ordinaria”, argumenta la revista.
En tiempos de campañas políticas, la personalidad de los candidatos es más visible que nunca y quiéranlo o no, a pesar de la sonrisa forzada durante los baños de pueblo les aflora el ego en los discursos y la hipocresía en sus actitudes.
Agua Prieta necesita cambios estructurales para avanzar y alcanzar el desarrollo económico y social que merece, para que se pueda lograr se requiere de alguien que lo dirija dejando de lado el interés propio y pensando en el bien de la sociedad; sin egos, con convicción, con vocación de trabajo y sobre todo honesta, comprometida con una causa más grande, que es el bienestar de todos.
Propuestas hay muchas, las de antes, las de siempre y las de ahora; para reconocer que candidato las llevará a cabo, tendremos que analizar también su personalidad, sus egos y sus pasiones.
A pocos días de que terminen las campañas proselitistas es importante que los votantes sepan discernir entre la realidad y la falacia; y que quienes sean elegidas, entiendan que el poder es prestado y temporal.

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